Uno de los temas más recurrentes ahora que aprieta el calor es el cómo llevar a cabo el proceso de descongelado de los productos durante el verano. Quizá estés cansado/a de escuchar consejos sobre esta cuestión, pero bien es cierto que, en este caso, más vale pecar por exceso que por defecto.  Pero antes de entrar en materia, un poquito de cultura general.

¿Sabrías decir de cuando data la primera nevera eléctrica? Pues bien, su origen se remonta al año 1918 en los Estados Unidos donde se elaboró un armario de madera que contaba con un compresor que enfriaba agua mediante la ayuda de un líquido refrigerante, dos bandejas de hielo y un cajón de almacenaje. Eso sí, no llegaría a comercializarse en Europa hasta 1931, a pesar de que a España llegó 20 años más tarde.

Hoy en día, es difícil imaginarse el día a día sin este electrodoméstico, pero es importante saber cómo utilizarlo correctamente para evitar riesgos que atenten contra la salud. Para ello, lo primero que conviene reseñar es que los alimentos congelados también tienen fecha de caducidad así que, se acabó lo de guardar las croquetas de la abuela en el congelador por tiempo ilimitado. De hecho, no es aconsejable mantener un alimento en el congelador durante más de un año.

DESCONGELAR A TEMPERATURA AMBIENTE, MALA IDEA EN VERANO

Que levante la mano quien no haya descongelado algún alimento a temperatura ambiente durante el verano… ¿Verdad? Por despiste o por desconocimiento, se trata de una práctica habitual durante todo el año. Lo que quizá no sabías es que, haciéndolo, estás favoreciendo la fermentación de bacterias, ya que los microorganismos pueden reproducirse con facilidad por el agua que desprende el alimento. Concretamente, son bacterias que se desarrollan a temperaturas de entre 4 y 65ºC, la franja que en seguridad alimentaria se denomina como ’zona de peligro’. Es por eso por lo que debemos evitar que los alimentos pasen demasiado tiempo en esa zona.

Para ello te recomendamos la utilización del microondas evitando que el producto acabe cociéndose (algo que particularmente a mí no se me da del bien). Otra alternativa puede ser el uso del agua fría del grifo, aunque para ello será importante evitar el contacto directo con el alimento. Finalmente, otra vía es la de utilizar la nevera, aunque deberás de vigilar que el agua del proceso de descongelado no caiga sobre otros alimentos. En definitiva, son tres vías para descongelar los alimentos en verano que no atentan contra la salud en fechas en las que debemos de ir con mucho ojo en el cuidado y tratamiento del producto.

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