El día 30 de enero no es un día cualquiera. Al menos, no lo es para los amantes de uno de los dulces más emblemáticos de nuestra historia. Se trata de un producto que se ha posicionado como el rey de la repostería y que ha conquistado las cafeterías, los bares y los obradores de medio mundo. Hablamos, como no puede ser de otra forma, del croissant.
Así pues, si eres capaz de aguantar un par de minutos sin levantarte de la silla para hacerte con uno de ellos, este post servirá para compartir varios datos curiosos en torno a esta delicia.
Por ejemplo, su origen. Imagínate que estás participando en uno de los programas más famosos de la televisión en España en el que el presentador te realiza una pregunta por cada letra del abecedario. Apenas te quedan ocho segundos para responder a la última cuestión y estás a una respuesta de llevarte el bote: “Con la V. Origen del croissant”. Se te ilumina la cara y te imaginas tomando el sol en una playa de Bahamas leyendo la última novela de Carmen Mola (que, por cierto, la encontrarás en nuestras tiendas de Family Cash). Rápidamente te cambia el rostro al caer en la cuenta de que la respuesta empieza por ‘V’ y no por ‘F’. La playa de agua transparente se convierte en un desierto en el que te cuesta ver una salida. 3, 2, 1… ¡Tiempo! Probablemente, a partir de este momento, no olvides jamás que el croissant tiene su origen en Viena y no en Francia como todo el mundo cree.
Pero, ¿cuál es su historia? Para conocerla tenemos que remontarnos al siglo XVII donde el ejército otomano, después de haber arrasado Constantinopla, los Balcanes y parte de Hungría, se plantaron frente a la muralla que rodeaba Viena. Con el fin de poder entrar en la ciudad, decidieron socavar el terreno para llevar a cabo un corredor que permitiera el paso por debajo de las murallas. Una idea magnífica de no ser porque los panaderos vieneses pasaban sus horas nocturnas en los obradores haciendo pan para alimentar a sus tropas. Fueron ellos los que oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y picos y pudieron dar la voz de alarma para repeler el ataque.
Cuenta la leyenda que los panaderos, que recibieron el reconocimiento de las tropas, elaboraron una media luna con la que pretendían mofarse de la bandera otomana, portadora de este símbolo. Bajo el nombre de ‘kipferl’ este producto empezó a comercializarse en la ciudad hasta que, más tarde, los franceses adoptaron el modelo y lo denominaron ‘croissant de lune’.
Lo que quizá no sabías es que su denominación cambia según el país ya que, por ejemplo, en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay es conocido como ‘medialunas’ o ‘facturas’; en países de América Latina, ‘cangrejitos’ o ‘cuernitos’; y en Perú, Ecuador y Venezuela se le llama ‘cachitos’.
En definitiva, se trata de un producto que, independientemente de su origen, ha conquistado los paladares de todo el mundo, incluido la de todos aquellos clientes que vienen cada día a Family Cash para degustar la gran variedad de croissants que tenemos en nuestros escaparates.